Microsoft comenzó a implementar una actualización fundamental en su puerta de entrada digital, rediseñando la experiencia de inicio de sesión y registro (SISU) para todos sus servicios.
Más allá de una simple modernización visual, el cambio representa un movimiento estratégico hacia un futuro donde las contraseñas son obsoletas, colocando la seguridad y la simplicidad en el centro de la interacción del usuario.
Una nueva experiencia de acceso centrada en la seguridad
El rediseño adopta Fluent 2, el lenguaje de diseño moderno de la compañía, para ofrecer una interfaz más limpia y funcionalmente cohesiva en todos los dispositivos.
Al eliminar elementos que generaban distracción, como los logotipos de productos específicos y los fondos personalizados, la experiencia se siente más enfocada y directa, buscando generar confianza desde el primer momento.
Esta transformación visual no es meramente cosmética; su objetivo es reducir la fricción. La navegación se simplificó y los flujos complejos, como la configuración de cuentas secundarias, ahora son más intuitivos, guiando al usuario de forma clara y evitando los callejones sin salida que antes causaban frustración.
La Iniciativa de Futuro Seguro impulsa el cambio
Este esfuerzo no es un proyecto aislado, sino un componente central de la Iniciativa de Futuro Seguro (SFI) de Microsoft, anunciada como una revisión integral de las prácticas de la empresa, la SFI tiene como uno de sus pilares fundamentales la protección de identidades y secretos, lo que hace que la eliminación de contraseñas sea una prioridad estratégica.
El rediseño del flujo de inicio de sesión es una manifestación directa de este compromiso, abordando uno de los ataques más comunes: las credenciales de usuario comprometidas. Al hacer que los métodos más seguros sean también los más sencillos, Microsoft busca elevar el estándar de protección para sus más de mil millones de usuarios.
Así funciona la nueva autenticación por defecto
El cambio más significativo es que los nuevos registros ya no exigen la creación de una contraseña, el proceso comienza con una simple verificación mediante un código enviado al correo electrónico o teléfono, eliminando de entrada el eslabón más débil de la seguridad tradicional.
Para los inicios de sesión subsecuentes, la compañía impulsa activamente el uso de claves de acceso (passkeys).
Este método moderno, basado en criptografía de clave pública, permite a los usuarios autenticarse mediante datos biométricos (rostro o huella digital) o un PIN del dispositivo, ofreciendo una seguridad mucho más robusta contra ataques de phishing.
La recuperación de cuentas se simplifica drásticamente
Uno de los puntos débiles más frustrantes para los usuarios, el proceso de recuperación de una cuenta, también fue reinventado. Lo que antes era un procedimiento de múltiples pasos y pantallas ahora puede completarse con un solo clic en muchos casos.
Esta simplificación no solo mejora la experiencia del usuario, sino que también refuerza la seguridad. Al hacer que el proceso legítimo de recuperación sea más fácil y rápido, se reduce la probabilidad de que los usuarios abandonen sus cuentas o recurran a prácticas inseguras.
El fin de la contraseña es una decisión estratégica
La decisión de Microsoft de relegar las contraseñas a un segundo plano no es una tendencia pasajera, sino un movimiento calculado que refleja un consenso creciente en la industria tecnológica.
Al diseñar una experiencia de acceso que es inherentemente sin contraseña, la compañía elimina una de las mayores superficies de riesgo de su ecosistema.
Esta transición hacia métodos como las claves de acceso, alineada con los esfuerzos de otras grandes plataformas como Google y Apple, marca un punto de no retorno en la evolución de la identidad digital, donde la seguridad robusta y la conveniencia del usuario finalmente convergen.





