El dispositivo por medio del cual realizamos llamadas de voz evolucionó desde el instante en que Antonio Meucci realizó su primer prototipo del teléfono en 1854 y Graham Bell creara la Bell Telephone Company en 1877, hasta nuestros días en los que contamos con aparatos capaces de transmitir no sólo voz sino video.
Hubo una variada e interesante historia que podemos denominar como historia del celular, por usar como término de conexión entre el teléfono y el smartphone, a este aparato que se popularizó en la última década del siglo XX y que cambió la faz del mundo al hacer posible la comunicación móvil y la mensajería instantánea vía SMS (Short Message Service).
Del teléfono al celular
En pleno siglo XXI, sólo algunos logramos recordar la vida sin dispositivos móviles de comunicación, ya que antes de la llegada de los celulares a nuestras vidas la comunicación a distancia requería de cables y por lo mismo de dispositivos fijos.
Pero, con la llegada de los primeros celulares, la posibilidad de hablar con una persona se amplió más allá de las paredes de su casa y de su disponibilidad horaria en un sitio fijo como una oficina.
Hagamos juntos un recorrido histórico que nos lleve a maravillarnos con la capacidad del hombre para acortar distancias, misma que explotó desde el momento en que la comunicación a distancia con otra persona dejó de depender de la capacidad del mensajero para llevar un recado y regresar con la respuesta.
Hasta este momento, en la historia de la comunicación pasamos de un -no pasa nada, si no contesta, no ha de estar en casa-, a un -me ofende que no conteste o me deje en visto cuando le escribo un WhatsApp-, nuestra forma de relacionarnos cambió drásticamente y nuestra paciencia para con los demás también.
Diferencia entre teléfono, celular y smartphone.
Para entender cómo es que ha evolucionado la comunicación móvil es necesario ver las capacidades de cada dispositivo para ver por qué aunque a veces los llamamos igual, no es lo mismo un teléfono, un teléfono celular y un smartphone.
Quizá por economía del lenguaje decimos que son lo mismo o no les cambiamos el nombre, pero la verdad es que existen grandes diferencias entre los tres dispositivos, las cuales van más allá de las compañías que trabajan para diseñarlos.
El Teléfono
Un teléfono básicamente lo que hace es transmitir el sonido y ayudar a la emisión del mismo mediante una red de cables, las señales que se envían y reciben son eléctricas, por lo que con un par de cables es más que suficiente para iniciar con una red. Para enviar la señal al punto en concreto que se busca se usa de códigos numéricos, que indican por qué puntos de la red debe viajar la señal en cuestión.
Esté código numérico, es conocido como número de teléfono en el que es posible delimitar la zona en la que se encuentran los interlocutores, por ello, no es de extrañar que hace unos años los números de teléfono de ciertas zonas comenzaran más o menos igual, habiendo distinción entre los últimos dígitos.
Los dígitos indican por qué parte de la red de cableado debe pasar la señal eléctrica que conforma a una llamada telefónica, por ello los países y las regiones de cada país tienen una lada con la que empiezan todas las marcaciones cuando se trata de hacer llamadas de una zona a otra, o de un país a otro.
Cuando las llamadas son locales sólo se deben marcar unos cuantos dígitos, pero al hacer llamadas internacionales, dependiendo de la distancia que existe entre el que hace la llamada y el que la recibe, es posible verse en la necesidad de marcar hasta 15 dígitos distintos.
Como el funcionamiento del teléfono depende de la red de cables y del estado de la misma, la comunicación por esta vía implicaba costos de mantenimiento que no siempre garantizaban la efectividad de la comunicación.
A veces había personas que intervenían parte del cableado para escuchar las llamadas telefónicas ajenas y había ocasiones en que se cruzaban las líneas mientras se hacía una llamada, o bien se cortaba la comunicación por eventos que agitaran los cables de teléfono o tiraran un poste lejano.
Aunque las llamadas telefónicas no eran tan efectivas como las vías de comunicación que se tienen en pleno siglo XXI, tener un teléfono en casa era un lujo que no todo el mundo podía darse, de modo que no era extraño ver en las esquinas cabinas telefónicas con aparatos que cobraban las llamadas mediante el depósito de monedas.
En estas cabinas no era posible recibir llamadas, aunque sí lo era hacerlas para comunicar mensajes rápidos, porque el teléfono se inventó para acortar distancias, pero no para alargar conversaciones.
El teléfono inalámbrico
Una de las grandes evoluciones del teléfono fijo en el terreno de las comunicaciones móviles, fue el teléfono inalámbrico, las personas que asistieron a su nacimiento lo vieron como un avance de gran alcance por las posibilidades que brindaba a los usuarios, aunque limitadas a lo que vemos hoy en día eran superiores a lo que ya se tenía.
El creador del teléfono inalámbrico fue el sacerdote brasileño Roberto Landel de Moura, su invento lo mostró en 1901, aunque este no se comercializó sino hasta muy avanzado el siglo XX.
El teléfono inalámbrico básicamente es un radio conectado mediante una base a una red telefónica, aunque sí brinda cierta movilidad, éste se limita a un radio muy pequeño, además su funcionamiento correcto depende de la proximidad con la base, de la ausencia de grandes interferencias, como paredes muy gruesas por ejemplo y de la carga de la batería que tenga.
Aunque los teléfonos inalámbricos ayudan a tener movilidad, ésta queda restringida a una área muy pequeña, por lo que es imposible recibir llamadas estando fuera de casa o en áreas donde el cableado telefónico no se encuentre al cien.
El teléfono celular
La primera llamada con un teléfono celular la hizo el ejecutivo de Motorola, Martin Cooper, el 3 de abril de 1973, la realizó desde la Sexta Avenida en el centro de Manhattan, le llamó a su rival de la compañía Bell Laboratories para celebrar que ganó la carrera por las comunicaciones móviles.
La humanidad ya no se conformaba con llamadas a larga distancia en la década de los ’70 de finales del siglo XX, ahora era necesario hacer llamadas de voz desde donde sea.
¿Cómo funciona un celular?
Para que un teléfono celular funcione es necesario tener una red de antenas capaces de detectar y emitir frecuencias electromagnéticas RF (radiofrecuencia no ionizante), las cuales permiten el envío de señales sin que se dañe el tejido orgánico con el que entran en contacto, lo que convierte a los aparatos celulares en dispositivos seguros para la población.
De acuerdo con la American Cancer Society las RF son ondas de radio que se encuentran entre la frecuencia FM (frecuencia modulada) y las microondas, por lo que no existe relación entre el uso de celulares y la presencia de la enfermedad, es decir que los celulares son seguros y comercializables.
Para que las comunicaciones sean posibles con un teléfono celular, es necesario crear una red de comunicación a partir de antenas que transmitan las ondas RF desde un dispositivo hacia otro sin que haya interferencia en la comunicación, como estas antenas tienen un alcance limitado al área de cobertura se le denomina celda.
Cada celda de la comunicación con RF se puede comunicar con otra, de modo que los usuarios se pueden mover entre una celda y otra sin ver afectaciones en la comunicación, a menos que se estén saliendo del área de cobertura, lo que se traduce en pérdida de señal.
Si lo pensamos con calma, el funcionamiento de un celular depende más de la calidad de la antena que tiene y de la capacidad de la antena que se encuentra en el área de cobertura para que se pueda establecer comunicación entre dos dispositivos sin que haya interferencia.
Por ello, en áreas donde casi no hay población, como el campo, y donde no tiene sentido invertir en antenas para crear celdas de cobertura, la señal se pierde y resulta necesario moverse para alcanzar a tener una comunicación óptima.
Con la llegada de los celulares al mercado, el mundo cambió radicalmente, pues la posibilidad de establecer comunicación móvil y mensajería instantánea vía SMS ha ocasionado que las personas incluso dejen de tocar el timbre cuando llegan a una casa, ya que prefieren mandar un mensaje para que les abra una persona en específico.
El smartphone
Los celulares ayudaron a tener comunicada a la gente, pasando de pesados dispositivos como el DynaTAC 8000X creado por Motorola, y muy parecido a un ladrillo con poca capacidad energética, su pila duraba 20 minutos, eso no fue suficiente para una humanidad cambiante y ávida de dar a conocer más, por ello no es de extrañar el posicionamiento del smartphone en el mercado.
Un teléfono inteligente permite la realización de llamadas mediante las celdas formadas por las antenas, los SMS y además se conecta a internet, lo que contribuye al envío de imágenes como fotografías, videos o emojis mucho más estilizados que los símbolos que se usaban para expresar emociones sin tener que gastar saldo, como :).
Para tomar una imagen con un teléfono inteligente o smartphone es necesario integrar una cámara al dispositivo y para conectar a internet a dicho dispositivo es necesario un sistema operativo móvil, que bien puede ser Android, iOS, o alguna de las variantes que han estado saliendo al mercado.
Considerando que cada usuario descarga las aplicaciones que le son más útiles, podemos decir que ningún smartphone será igual a otro, por lo que no es de extrañar la variedad de aparatos que ofrecen mejoras en la cámara, en el video, en la pantalla para poder jugar videojuegos o en el audio.
El primer teléfono inteligente que salió al mercado salió en 1993 y aunque no era un aparato cotidiano en el mercado, la posibilidad de navegar en internet y de cargar con aplicaciones que ayudan en la realización de tareas de oficina hizo que este artículo se fuera haciendo cada vez más común.
En los años ’90 del siglo XX las personas podían pagar poco por un teléfono celular, lo que permitió la democratización de la telefonía móvil al grado que vemos hoy en día, ahora el costo de los dispositivos varía y depende de la sofisticación y cantidad de tareas que puede realizar, pues en tanto que se conecta a internet y este servicio se ha hecho popular, el smartphone se convirtió en la llave de la vida de las personas.
En pleno siglo XXI, en el smartphone cargamos con la oficina, pues podemos trabajar desde el mismo; la vida personal, en tanto que carga las redes sociales, que no tendrían tanto peso de no poder acompañar a los usuarios a todas partes; y el control sobre la casa, ya que los asistentes de voz se controlan con apps.
La forma en que nos comunicamos cambió con la llegada del teléfono, nuestras relaciones con los demás cambiaron al abrirse la posibilidad de localizarlos de manera inmediata, ya sea por llamada o por SMS y ahora con los smartphones no sólo nos comunicamos con otras personas sino también con otros dispositivos, ya que formamos ecosistemas de IoT que hacen de la pérdida de un teléfono inteligente una tragedia.