La transformación digital avanza a gran velocidad en el sistema educativo mexicano, gracias a ella las instituciones educativas modernizan sus procesos y los estudiantes acceden a una mayor flexibilidad académica.
Las modalidades híbridas y remotas son una realidad, aun cuando ya terminó la pandemia, con aplicaciones en la nube que fomentan una colaboración antes impensable, el escenario educativo en México ha cambiado en puntos clave, como la aplicación de exámenes de admisión, por ejemplo.
Universidades en riesgo digital
Una encuesta reciente de la ANUIES confirma el panorama antes dicho, 3 de cada 4 universidades en México ya cuentan con procesos digitalizados, lo que habla de avances y de riesgos ante ciberdelincuentes.
Sobre esta base, más de la mitad de las instituciones académicas acelera su preparación para usar IA. El 65% de las universidades mexicanas le asigna a la IA una alta prioridad para potenciar la docencia y el 57% para impulsar la investigación científica.
El problema es que este avance pone en la mira a las Universidades, a los estudiantes y docentes; porque mayor uso de tecnología, el riesgo de sufrir un ataque cibernético también crece.
Las universidades manejan una cantidad enorme de datos sensibles: Información de estudiantes, expedientes, certificados, proyectos científicos y patentes son un botín muy atractivo para los ciberdelincuentes.
Las cifras no mienten
Aunque la conversación sobre seguridad es constante, los datos muestran una realidad compleja.
El reporte «The State of Ransomware in Education 2024» de Sophos revela una tendencia contradictoria. La tasa global de ataques de ransomware en educación superior bajó del 79% en 2023 al 64% en 2024.
Sin embargo, el daño de los ataques que sí tienen éxito es más grande, la tasa de cifrado de datos en este sector pasó del 73% al 77% en el mismo periodo.
Peor aún, los delincuentes no solo cifran la información, de acuerdo con Sophos, en el 32% de los ataques con cifrado, los datos también fueron robados, lo que abre la puerta a un chantaje posterior.
Por otro lado, el «Reporte de Tendencias de Ransomware y Estrategias Proactivas 2025», de Veeam, indica que para Latinoamérica el 21% de las organizaciones reportaron al menos un ataque el año pasado; el 34% sufrieron dos ataques; el 25%, tres, y el 20% cuatro o más.
Nuevo ciclo escolar: nueva estrategia de seguridad
¿Qué pueden hacer las universidades en México ante este escenario? Las instituciones educativas no pueden permitirse un alto, y la protección va más allá de herramientas básicas como el uso de contraseñas seguras o detectores de ransomware diseñados para usuarios particulares.
Medidas como sistemas de detección de intrusos o la autenticación multifactor (MFA) son importantes, pero insuficientes por sí solas.
Es fundamental una estrategia enfocada en las personas, esto incluye capacitación continua para alumnos y docentes sobre cómo identificar amenazas y la promoción de campañas de sensibilización.
Pero el pilar fundamental está en la infraestructura, las estrategias tradicionales de respaldo y recuperación ya no bastan para enfrentar las amenazas actuales, por lo que es necesario invertir en herramientas y educación para usarlas apropiadamente.
Saber responder ante los ataques
La respuesta apropiada ante los ataques se fundamenta en la capacidad de recuperarse de forma rápida y segura. Esa respuesta implica contar con respaldos inteligentes e inmutables, es decir, que no puedan ser alterados por los atacantes.
La posesión de estos respaldos y su resguardo se basa en principios de Zero Trust, lo que garantiza no solo la seguridad de los datos, sino la libertad para recuperarlos y mantener la continuidad del aprendizaje.
Para un sector tan dependiente de la digitalización, como el educativo a nivel superior, tener una base sólida de seguridad es fundamental. La capacidad de respuesta basada en el acceso a los datos en todo momento es el pilar que garantizará la integridad de la comunidad universitaria del país.





