Microsoft desafía a ChatGPT (OpenAI) con modelos de IA propios centrados en el consumidor

La disputa incluye el control de propiedad intelectual tras la adquisición de Windsurf y la amenaza de OpenAI de denunciar a Microsoft por prácticas anticompetitivas.

Microsoft desafía a OpenAI
  • Microsoft anunció sus modelos de IA propios, MAI-1-preview y MAI-Voice-1.
  • La estrategia está guiada por la filosofía de su CEO de evitar que la IA simule conciencia.
  • El lanzamiento ocurre en medio de una disputa con OpenAI por propiedad intelectual y poder corporativo.

Microsoft AI anunció el lanzamiento de sus primeros modelos desarrollados en casa, MAI-Voice-1 y MAI-1-preview, un movimiento estratégico que ocurre en medio de crecientes tensiones con su socio OpenAI y bajo una nueva visión sobre el rol que la IA debe jugar con los humanos.

Este lanzamiento no solo es una apuesta tecnológica para potenciar Copilot, sino una respuesta a una compleja disputa por el control tecnológico y a la filosofía de su CEO, Mustafa Suleyman, quien advierte sobre los riesgos de la IA que «parece consciente».

MAI-1-preview y MAI-Voice-1 son las primeras creaciones de Microsoft AI

La propuesta de Microsoft se materializa en dos modelos especializados, como MAI-Voice-1, que es un sistema de generación de voz capaz de producir un minuto de audio en menos de un segundo con una sola GPU, tecnología ya usada en funciones como Copilot Daily.

El modelo más relevante es MAI-1-preview, entrenado con unas 15,000 GPUs Nvidia H100, y está diseñado como un competidor directo de los grandes modelos de lenguaje para seguir instrucciones y potenciar futuras versiones de Copilot, reduciendo la dependencia de la tecnología de OpenAI.

Una estrategia guiada por el temor a la «IA que parece consciente»

La visión de Mustafa Suleyman, CEO de Microsoft AI, es un pilar de esta nueva etapa, en este sentido advierte que el mayor riesgo no es que la IA sea consciente, sino que la gente crea que lo es, un fenómeno que denomina Seemingly Conscious AI (SCAI).

Según Suleyman, esta ilusión de conciencia puede generar «psicosis de la IA», donde usuarios vulnerables desarrollan dependencias emocionales o aceptan consejos peligrosos.

Su directriz es clara: se debe «construir IA para la gente, no como si fuera una persona», evitando que los usuarios la vean como un ente y no como lo que es, una herramienta.

La relación con OpenAI entra en una fase de abierta hostilidad

La colaboración con OpenAI se ha deteriorado hasta convertirse en una «batalla silenciosa», fuentes reportan una profunda disputa por la propiedad intelectual de la startup Windsurf, adquirida por OpenAI, a la cual busca negarle acceso a Microsoft.

La tensión escaló a tal punto que los ejecutivos de OpenAI han considerado denunciar a Microsoft por presuntas prácticas anticompetitivas.

El conflicto se extiende a la reestructuración corporativa de OpenAI y la participación accionaria que Microsoft exigiría, poniendo en riesgo miles de millones en financiamiento.

Microsoft forja su propio camino por necesidad y convicción

El lanzamiento de los modelos MAI-1 es la consecuencia lógica de este escenario.

Microsoft no solo busca competir, sino asegurar su autonomía ante un socio que ahora actúa como rival directo y cuyas ambiciones chocan con las suyas.

Al desarrollar su propia tecnología, Microsoft no solo se protege de las fricciones comerciales, sino que también toma el control total para alinear sus productos con la visión de Suleyman: una IA potente, útil y, sobre todo, diseñada para funcionar como una herramienta sin pretensiones de conciencia.

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