El nuevo enemigo de tu internet: cómo el clima extremo daña la tecnología ‘edge’

El aumento de temperaturas extremas, lluvias y polvo está causando fallas en los dispositivos que operan fuera de los centros de datos. Este cuello de botella pone en riesgo operaciones millonarias para las empresas que deben tomar medidas al respecto

Sensor afectado por el clima

La promesa de la transformación digital siempre pareció estar en la nube, en algoritmos de inteligencia artificial (IA) o en análisis de datos complejos. Sin embargo, en el mundo real, la verdadera acción ocurre «en el borde» (edge), donde sensores, cámaras y terminales móviles generan la información.

Este modelo, conocido como edge computing, se ha vuelto indispensable. Permite que una mina automatice sus vehículos o que una empresa de logística rastree un paquete con precisión milimétrica. Según estimaciones de Embedded Computing Design, para 2025, el 75% de todos los datos industriales se procesarán de esta forma, lejos de un centro de datos tradicional.

El clima: el adversario inesperado

El problema es que ese «borde» puede ser un campo petrolero en Tabasco a 45 °C, una zona agrícola en Sinaloa bajo lluvias torrenciales o una construcción en Monterrey cubierta de polvo. La tecnología convencional, simplemente, no está diseñada para soportarlo.

Este no es un riesgo a futuro. Es una realidad. El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) ya advirtió en su último informe que los fenómenos climáticos extremos son cada vez más frecuentes e intensos en América Latina.

En México, Argentina y Brasil ya se han registrado temperaturas récord, mientras que tormentas severas golpean a Colombia y Perú. En estas condiciones, los equipos que son la base del edge computing se sobrecalientan, sufren corrosión o directamente dejan de funcionar. Se crea así un nuevo cuello de botella digital, uno físico e impredecible.

Un fallo de este tipo es crítico. Puede interrumpir una línea de producción, cortar el monitoreo de una infraestructura vital o corromper datos cruciales. De acuerdo con cifras de BigPanda en 2024 el costo de una interrupción no planificada para una empresa grande puede superar los 23,000 dólares por minuto.

La resistencia física como condición para operar

Ante este escenario, la durabilidad física de la tecnología dejó de ser un lujo para convertirse en una necesidad. El Gerente de Ventas Regional de Getac para América Latina, Jim Wang, pone el foco en cómo ha cambiado el panorama para las industrias que operan en el terreno al hablar sobre el tema.

«El cambio climático está modificando las reglas de operación en campo. Hoy no alcanza con tener dispositivos inteligentes, también deben ser físicamente resilientes. La durabilidad tecnológica ya no es un diferencial: es una condición para operar», detalló Wang

La respuesta a este desafío es el hardware reforzado. Se trata de equipos diseñados específicamente para aguantar las condiciones más adversas, con certificaciones militares como la MIL-STD-810H, que avala su resistencia a caídas y vibraciones, e industriales como la IP66, que garantiza un sellado completo contra polvo y agua.

Estos dispositivos pueden operar en rangos de temperatura que van desde los -29 °C hasta los 60 °C, sin necesidad de ventiladores que puedan fallar o acumular partículas.

Desde Getac, la compañía especializada en este tipo de tecnología, se refuerza la idea de que la continuidad operativa es el principal valor que sus clientes demandan en la región.

«Lo que más valoran nuestros clientes en la región es que el hardware de Getac les permite trabajar sin interrupciones, incluso en condiciones climáticas que antes obligaban a detener operaciones o reemplazar equipos. Es continuidad operativa asegurada«, destaca la compañía.

La transformación digital industrial ya no puede ignorar el factor ambiental. Cuando el clima se convierte en una amenaza directa para la operación, un equipo de cómputo resistente no es solo una herramienta, sino la primera y más importante línea de defensa.

Durante años, la conversación sobre infraestructura digital se centró en el software y la conectividad. Pero, ahora, el cambio climático obliga a poner la atención en la base física de los sistemas.

La pregunta que toda industria en México y Latinoamérica debe hacerse hoy en día es si su infraestructura edge está realmente preparada para un mundo más caliente, húmedo y extremo.

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